Mujeres y Dinero

La mujer representa el 51% de la Población Económicamente Activa en nuestro país, con una ocupación del 55% y un desempleo del 11%. De hecho, el 75% de quiénes no estudian ni trabajan son mujeres, en la mayoría de los casos porque realizan tareas domésticas que no se registran como trabajo formal.


Existen un millón de niñas que tienen entre 0 y 17 años, pero sólo 3 de cada 10 terminarán la secundaria; y, de hecho, 6 de cada 10 niñas tienen solamente entre 1 a 6 años de escolaridad. Vale la pena indicar, que en Paraguay, la pobreza es rural y tiene cara de mujer, debido a que sólo el 2,9% de las mujeres rurales acceden a estudios terciarios.

Se registran en promedio dos partos diarios de niñas madres menores de 14 años, estos datos sólo son la punta del iceberg para conocer que la problemática relacionada en mucho mayor. El 51,1% de las mujeres jóvenes de 15 a 24 años que estaban estudiando al momento de quedar embarazadas, interrumpieron sus estudios y solo el 6,4% los retomó.

Como se puede comprender, la estructura social y familiar pueden apoyar al fortalecimiento de las herramientas que empoderen a las mujeres a lograr sus metas y mejorar la calidad de vida de sus familias, o pueden darles la espalda y ahondar la discriminación afectando a cada una de ellas y a la próxima generación.

En un contexto marcado por la importancia del manejo de las finanzas como herramienta de sostenibilidad en la calidad de vida, también nos encontramos con diferencias de precios de productos y servicios destinados a las mujeres, por ejemplo, un shampoo o un desodorante de la misma marca con la misma cantidad de producto, si es destinado a la mujer tiene un precio superior que el producto similar dirigido a los varones y toda la artillería de marketing apunta estratégicamente al logro.

Concomitantemente al mayor acceso al crédito, estas situaciones llevan a las personas a asumir cada vez más deudas para mantener su calidad de vida. Cabe destacar el hecho de que el ratio de mora es 9% para las mujeres y 11% para los hombres, de donde es fácil deducir que las mujeres son mejores sujetos de crédito.

Sin embargo, la inclusión financiera de la mujer aún es débil, lo cual se vio cruelmente reflejado en la pandemia, la cual afecto particularmente a las mujeres en Paraguay. En el año 2020 aumentó el número de desocupados en 57.364 personas, siendo 67% mujeres y 33% hombres. Esto debido a varios factores, aunque probablemente el principal ha sido el hecho de que los niños pasaron a desarrollar el año escolar de manera online, lo que requirió la presencia de un adulto en la casa para su atención, acompañamiento y cuidado, lo cual culturalmente es una tarea propia de la madre.

En el plano laboral, el 44% de la población ocupada trabaja en forma independiente, donde las mujeres con 9 años de estudio en promedio ganan mensualmente Gs 1.500.000 y los varones con un promedio de 8 años de estudio en trabajos similares, ganan Gs 2.400.000, es decir, aun con mayor educación, las mujeres perciben solo el 65% de lo perciben sus pares varones.

Entonces, resulta evidente, que para las mujeres los costos son más altos, les afecta más el desempleo y ganan menos que sus pares varones. Todo ello, afecta negativamente a las mujeres y a sus hijos, hombres y mujeres.

Publicado originalmente en: https://www.5dias.com.py/index.php/columnas/mujeres-y-dinero


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